¿TE PREGUNTAS QUÉ PASA POR SU MENTE EN LOS MOMENTOS FINALES?
Más de 20 millones de niños y adolescentes están tomando medicamentos psiquiátricos prescritos que se sabe que causan efectos secundarios graves tales como agresión, asesinato y suicidio. De hecho, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. les ha puesto advertencias de cajas negras a los antidepresivos, advirtiéndoles enfáticamente a consumidores sobre el suicidio.
Las advertencias de cajas negras se incluyen en las cajas de los antidepresivos pero ¿cuántos psiquiatras les advierten a sus pacientes? ¿O a los padres? ¿Y cuántos pacientes o padres realmente leen la letra pequeña?
La conexión histórica entre el uso de medicamentos psiquiátricos y el suicidio es obvia. Entre 1999 y el 2018, las recetas de medicamentos psiquiátricos aumentaron drásticamente casi en un 50 por ciento, mientras que el índice de suicidios se elevó un tercio. Sin embargo, los psiquiatras recetan estos medicamentos para prevenir el suicidio; luego culpan a la “enfermedad mental” de sus pacientes por lo que ocurre después.
Los números no mienten: ponerte en manos de la psiquiatría es una empresa muy peligrosa. Comparado con la gente que no recibe tratamiento psiquiátrico:
- Aquellos que reciben tratamiento psiquiátrico ambulatorio tienen ocho veces más probabilidades de suicidarse.
- Si visitan una sala de emergencia psiquiátrica, ese índice se multiplica casi 28 veces.
- Y si se les ingresa en un hospital psiquiátrico, se eleva 44 veces.
Cada año, el número de personas en todo el mundo que mueren por su propia mano es casi el doble de la cifra total de personas enterradas en el Cementerio Nacional de Arlington.
Sin embargo los psiquiatras —los “expertos” autoproclamados de la salud mental— no solo han fallado en reducir el índice de suicidios, sino que están creando más víctimas que nunca.