Mensaje del presidente

Jan Eastgate
La mayoría de la gente hoy día tiene dificultad para entender el impacto destructivo que la psiquiatría tiene en las comunidades de todo el mundo. 

Para muchos, la lección se aprende solo después de que un psiquiatra ha destruido una parte de su vida.

La destrucción puede venir en la forma de la muerte de su hijo debido al uso prolongado de una droga estimulante, prescrita para un desorden psiquiátrico inventado llamado Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH o ADHD, por sus siglas en inglés). Podría ser la pérdida de un ser querido a manos de un pistolero adolescente al que se le prescribió una droga psiquiátrica que induce a la violencia y/o uno que ha pasado por la educación de la muerte o clases de control de la ira (como fue el caso en la matanza de la escuela Columbine en 1999). Quizás es la muerte de una madre o un padre anciano por tratamiento de electrochoque o una droga antipsicótica prescrita en un asilo de ancianos. Podría ser un niño etiquetado de enfermo mental en la escuela, al que le prescriben drogas psicotrópicas adictivas más potentes que la cocaína, que más tarde se convierte en un drogadicto empedernido a las drogas callejeras porque no puede ver la diferencia entre una droga de la calle y aquellas que le prescribieron a él.

En CCHR, trabajamos continuamente para educarte sobre la verdad acerca de la psiquiatría, proporcionando información que los psiquiatras preferirían que no tuvieras. Por ejemplo, en 2008, el doctor Nada Stotland, presidente de la Asociación Psiquiátrica Americana, reconoció que CCHR "influye en nuestras legislaturas, nuestra Administración de Drogas y Alimentos, nuestras escuelas, y nuestros medios de comunicación como una fuerza móvil detrás de las injustificadas 'advertencias del recuadro negro'" sobre los efectos potencialmente mortales de las medicinas psiquiátricas. Obsérvese que en la opinión del doctor Stotland, el advertir a niños, adolescentes y jóvenes de que podrían hacerse suicidas tomando antidepresivos (un hecho que las agencias reguladoras de medicamentos en el mundo entero han determinado que es de información vital) es "injustificado".

Sólo proporcionando todos los hechos sobre los riesgos del tratamiento psiquiátrico podemos posiblemente reducir el número de víctimas que lamentablemente aprenden esta verdad por medio de tragedia personal.

La Carencia de Ciencia de la Psiquiatría

Una de las cosas más importantes de saber sobre la psiquiatría es la falta completa de ciencia que apoye su sistema de diagnóstico o sus tratamientos. Considera, por ejemplo, la "Biblia de facturación" psiquiátrica, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, o DSM-IV. Ninguno de los 374 desórdenes descritos en él se han probado que existan por patología observable o por pruebas objetivas. En cambio, un grupo de psiquiatras expertos definió arbitrariamente los síntomas de cada trastorno mental y luego literalmente votaron sobre su conveniencia a favor de la inclusión en el DSM. Por este sistema, si el trastorno mental recién definido pierde el voto, fracasa en formar parte del DSM. El sistema es subjetivo y ambiguo; su terminología está mal definida o totalmente indefinida.

A pesar de tales defectos serios y fundamentales, este sistema es ampliamente aceptado como punto de referencia tanto para la valoración del comportamiento humano como para la determinación de tratamientos en tribunales, prisiones y escuelas. En muchos países, el DSM forma la base de las facturaciones de servicios de salud mental a empresas de seguros y a fraudulentas "pruebas de salud mental".

Medicando los problemas diarios, la psiquiatría fraudulentamente ha etiquetado a millones como psíquicamente enfermos, y les ha forzado o convencido para adoptar prescripciones de medicinas psicotrópicas como una parte rutinaria de sus vidas. Por consiguiente, el consumo de medicinas psicotrópicas se ha intensificado con 100 millones de personas por todo el mundo que ahora toman estas medicinas, 20 millones de las cuales son niños.

CCHR permanece dedicada a la exposición de los mitos científicos y la promoción exagerada con la cual la psiquiatría ha logrado rodear su sistema de diagnóstico y tratamientos.Trabajamos con doctores en medicina y otros profesionales que ven como su deber es asegurar que los reglamentos del gobierno y las regulaciones proporcionen las advertencias más fuertes sobre los tratamientos psiquiátricos.

Nuestro trabajo se alinea con la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en que se lee, en parte:

  • "Nadie será sometido a torturas o tratamientos crueles, inhumanos o degradantes",

  • "Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho de igual protección de la ley" y
  • "Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos".

Los psiquiatras violan estos artículos diariamente.

Por los diagnósticos falsos de los psiquiatras, etiquetas estigmatizantes, leyes de internamiento involuntario de arresto fácil, brutales, tratamientos despersonalizantes en todo el mundo, miles caen cada día innecesariamente en su sistema coercitivo. Es un sistema que ilustra los abusos de los derechos humanos y niega a los individuos sus derechos inherentes.

Cada año miles de víctimas de psiquiatras o sus familiares se ponen en contacto con CCHR para reportar incidentes de daño psiquiátrico. Y es una letanía de maltratos: abuso sexual, tratamiento y condiciones brutales institucionales, fraude hospitalario, encarcelamiento falso, muertes de pacientes y hasta asesinato.

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