Terapias Brutales: Los dañinos “Tratamientos” psiquiátricos

Se dice que el tratamiento de electroshock, también conocido como Terapia Electro convulsiva (ECT), y los “tratamientos” de psicocirugía se están preparando para regresar. Sin embargo, desde sus comienzos, estos procedimientos han sido asediados por conflictos entre los psiquiatras de ECT, que los apoyan incondicionalmente, y la multitud de víctimas y sus familias, cuyas vidas han arruinado por completo.

¿Entonces, quién está diciendo la verdad? Cualquiera que haya visto y se haya sentido enfermo al ver una grabación de una ECT o del procedimiento de una psicocirugía sabe muy bien la respuesta. Estos procedimientos tienen todas las características de la tortura física, la cual quedaría bien en el arsenal de un interrogador de la KGB (la policía secreta de la antigua Unión Soviética), y no entre los instrumentos de un “practicante de la medicina”. Sin embargo muy pocas personas han visto tales grabaciones, en especial quienes por medio de leyes aprueban su uso obligatorio, y son mucho menos quienes los han presenciado.

Los psiquiatras en forma engañosa cubren estos procedimientos con legitimidad médica: el escenario del hospital, asistentes vestidos de blanco, anestésicos, drogas que paralizan los músculos y equipo de apariencia sofisticada. Los efectos del tratamiento con electroshock son terribles, pero a los pacientes o a sus familias no se les explican todas sus ramificaciones. Peor aún, si ponen objeciones, estas se rechazan.

En conversaciones para convencer al renuente o al ingenuo, no se menciona que ambos procedimientos son extremadamente lucrativos para los psiquiatras y los hospitales, pues su resultado es un prolongado “cuidado” psiquiátrico posterior, largo y costoso, que garantiza un negocio y un ingreso futuro para el psiquiatra.

Y como atestiguaría María García (seudónimo), si todo lo demás falla, los psiquiatras rápidamente recurren a la coerción o al miedo con el objeto de lograr que se “acceda” al tratamiento.

María, una ama de casa hispana de mediana edad, consultó con un psiquiatra después de que persistieron los sentimientos de depresión y se le había prescrito drogas psiquiátricas. Después de que experimentó movimientos incontrolables del cuerpo, resultado directo del daño al sistema nervioso que le causaron las drogas, el psiquiatra recomendó ECT. Ella se rehusó, pero después, cuando ingresó al hospital para un tratamiento de desintoxicación de drogas, le recomendaron el ECT una vez más. Aunque ella se resistió, el psiquiatra le dijo: “Tus temores no son otra cosa que supersticiones cubanas” y “a menos que hagas estos tratamientos, vas a morir”. Le dieron cinco tratamientos de electroshock.

Su esposo relata lo que ocurrió: “Como resultado de los tratamientos de electroshock... a mi esposa se le daño fuertemente su memoria... Ella perdió la mayor parte de su habilidad de hablar y entender el Ingles aunque ella lo hablaba como su segundo idioma por cuarenta y dos años... Toda esa experiencia ha sido una decepción, una mentira, un golpe muy duro... Su depresión no fue curada y su memoria ésta muy deficiente ahora... Ambos estamos muy enfurecidos por lo que ha ocurrido. Siento como si la hubieran violado ante mis propios ojos”.

Con, literalmente cientos de millones en ganancias provenientes del ECT y la psicocirugía, hoy en día hay una cantidad asombrosa de información falsa acerca de estas terapias, la mayor parte difundida por los psiquiatras. También hay muchos detractores científicos.

El Dr. John Friedberg, un neurólogo que investigó los efectos del ECT durante más de 30 años, afirmó: “Es muy difícil poner en palabras lo que el tratamiento de electroshock le hace a la gente… destruye su ambición y… su vitalidad. Hace a la gente más bien pasiva y apática... Además, la amnesia, la apatía y la falta de energía son, desde mi punto de vista, la razón por la que… (los psiquiatras) se salen con la suya".

Mary Lou Zimmerman entiende lo que significa perder la ambición y la vitalidad en las manos de un psiquiatra. En junio del 2002, un jurado ordenó a la Clínica Cleveland de Ohio pagar 7.5 millones de dólares a la señora de 62 años de edad, debido a una horrible operación de psicocirugía. La señora Zimmerman había buscado tratamiento para la compulsión que tenía de lavar a mano después de leer brillantes informes sobre el procedimiento en la página web de la clínica.
La realidad era una pesadilla. Se le sometió a una operación en la cual le hicieron cuatro orificios en la cabeza y le removieron secciones del cerebro, cada una de aproximadamente el tamaño de una canica. Como resultado de eso, no podía caminar, ponerse de pie, comer o ir al baño sola. Su abogado, Robert Linton, declaró: “Ella perdió todo, excepto la conciencia de lo diferente que es ahora. …Está completamente incapacitada y necesita cuidado permanente”.

En la actualidad, la industria psiquiátrica en los Estados Unidos por sí sola tiene un ingreso anual estimado de 5 mil millones de dólares por concepto del ECT. En los Estados Unidos, las personas de 65 años de edad reciben 60% más tratamiento con electroshock que las de 64, pues Medicare (el seguro de salud del gobierno) entra en vigor a los 65 años, lo cual es una evidencia de que el uso del ECT se guía, no por la piedad de los médicos sino por lucro y ambición. Aunque la psicocirugía es menos común hoy en día, en los Estados Unidos todavía se llevan a cabo hasta trescientas operaciones al año, incluyendo la lobotomía prefrontal, que tiene tan mala reputación.

A pesar de las trampas sofisticadas de la ciencia, la brutalidad del ECT y la psicocirugía confirma que la psiquiatría no ha avanzado más allá de la crueldad y el barbarismo de sus más antiguos tratamientos. Este informe se escribió para ayudar a asegurarnos de que, así como el azotar, desangrar con sanguijuelas y flagelar son ilegales en la actualidad, estos “tratamientos” deberían prohibirse y enjuiciarse por ser una agresión criminal.

Sinceramente,


Jan Eastgate
Presidente de la Comisión
de Ciudadanos por los Derechos Humanos Internacional

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